Ven, muérdeme la vida y callaremos
y dale a la nostalgia una propina,
y dale a la nostalgia una propina,
disfraza mi temor de purpurina,
juguemos al veo veo de los extremos.
Seremos héroes crueles y blasfemos
que reten de los dioses su rutina:
vestidos de coral y aguamarina
caricias de ambrosía inventaremos.
Si acaso me despido del soneto,
no sea que se vuelen fugitivos
los labios que te pienso en el terceto.
Ven, muérdeme los ayes más furtivos,
dejemos ya de lado el alfabeto,
pongamos unos puntos suspensivos.
10 comentarios:
En soneto o terceto, los puntos suspensivos acabarán hablando más que las letras. Los alfabetos yacerán mudos pero los labios hablarán. Siempre lo hacen.
Un saludo Rocío!
Ele, mi niña...!!!
Las propinas a la nostalgia son como las navajas de los barberos, sirven para rasurarte y dejarte impoluto frente al día, pero también para cortarte las venas.
Ese verso ya vale un poema entero.
Besos creativos.
Pdta. Si pensar nos ayuda a sentirnos vivos, doy por buena mi contribución.
Sunion, los labios, tan acostumbrados a pronunciar sonidos, caen rendidos al silencio en determinados momentos. Y sí, hablan, pero en un lenguaje que sólo la piel conoce.
Besos.
Jajajaja, Anónimo, te he visto hasta la sonrisa en la efusividad de tu grito. Besos agradecidos.
Víctor, la nostalgia raja profundo, ¡qué le vamos a hacer! Habrá que buscar solución con el antiséptico de las palabras a esos cortes que manan del recuerdo.
Besos.
La primera estrofa me resultó realmente magnífica, mencantó. Ole y ole.
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto un soneto; es como si las métricas respondieran habitualmente al tiempo en que fuera su esplendor, y por ello me pasaran lejos. Este me ha atropellado mientras cruzaba la mañana, juro que no lo vi venir, y cuando me llevaban en la ambulancia, soñé que era una araña.
Ana, me das una gran alegría. Esa estrofa es la que más me gusta a mí también.
¡Gracias!
Espero que las heridas hayan cicatrizado, El Lenguaraz.
Sonrisas.
OJ, oj, oj, oj...................
Jajajaaaa, José Mari, los ojs salieron dobles de tanto ímpetu. Tú ahora les cambias las cuatro jotas por enes...
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