miércoles, 24 de junio de 2009

BRINDIS


¿De qué huyes?

Te agarras a la tarde
que escapa por el último rayo
anaranjado de hastío
sin que diga aquí estoy yo.
También yo hablo lejos de palabras
temerosas de ti y de tus respuestas,
tímidas en el silencio desbordante,
agujas bajo el pecho a vida o muerte
que rejonean las pasiones de tu abrazo.

Ahí la serenidad de mi deseo
que lame tu boca taciturna,
suspirando en cada beso inexistente
lo que pueden ser mil formas
para decirme te amo.

No temas:
ya se oculta el sol
y los pájaros callan
sus jolgorios traicioneros.
Ven, dame tu mano,
sólo hay en mi boca
la eternidad purpúrea
de una copa de vino.