miércoles, 26 de septiembre de 2007

EN SILENCIO

Se escapan
lentamente
de
tu
mano
mis
palabras.
Las que no llego a decir,
ciegas en su inexistencia;
las que ya son ahoras
y en tus dedos las disuelves.
Me deshabitas los nombres,
cubres desnudas las ruinas
con que amueblas tu garganta.
Tras la voz desposeída,
desde el hueco de
mi
balbuceo,
pones ritmo a este silencio
temblándolo entre tus voces.

domingo, 23 de septiembre de 2007

POEMAS OTOÑALES


SEPTIEMBRE

Miradas adivinas de tristeza,
caricias envasadas al vacío,
recuerdos que susurran el estío,
sonrisas del carmín de la pereza.

Halagos con disfraz de la belleza,
ensueños enfermados por el frío,
cariños que olvidaron aquel brío,
abrazos que se mueren de flaqueza.

El gris cubre tu rostro y no lo veo;
te busco en mi septiembre desgastado.
Las hojas me contagian su jaleo,

alegre intento andar contigo al lado,
otoño me acompaña en el paseo
y cruje en mí tu beso disecado.

RECUPERACIONES DE SEPTIEMBRE
Poeta diplomado en ironía,
doctor honoris causa en besuqueos,
maestro que examina los deseos
y aprueba con su boca mi alegría.

Artista licenciado en lencería,
mentor ilustre de mis coqueteos,
docente que permite tres recreos
y adiestra con afán mi fantasía.

A él rindo septiembre entre la duda:
no sé si pasaré por esa prueba,
quizás tenga que darme alguna ayuda.

No importa si a febrero usted me lleva
o mi mente en sus ojos se desnuda.
Corríjame las ansias como deba.

martes, 18 de septiembre de 2007

CAMINOS DEL RECUERDO

Recojo los bártulos de mi memoria
y emprendo un camino sin retorno
que vaga por senderos del olvido.
Crecer es despojarse de todo,
repito cuando miro a aquellos niños
que cambian su risa en los cromos
y chupetean la infancia
en barquillos de vainilla.
Dejo mis recuerdos en el árbol centenario
que jugó conmigo al escondite
y con una maleta raída en el brazo
y los sueños ocultos bajo el pecho,
retomo el paseo por donde he venido,
guiñando un ojo a la vida
que me columpia ilusiones
y pinta en el alma churretes
de canela y chocolate.

PERDIDA

Un paso, otro, cortos, perdidos, largos, reencontrándose con el pavimento. La realidad mancha de asfalto los pies que no terminan de pisar fondo. Flotan y se adhieren al caer contra los adoquines. Dormidos, luchan en su avance hacia la inercia. Caminan, se paran. Arañan los zapatos y siguen, grises, su andar retenido. Vagabundean su marcha plomiza. El ritmo entrecortado aletarga los tobillos con un sopor pringoso, mortecino y hasta el paladar sabe a tierra. Resbalan, se pegan a la superficie. Lentos, cansados, decididos, temerosos.
Se alzan las huellas y reconocen mi figura alejándose de mí misma tras las sombras de la acera.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

REDES


Se perdían sus ojos quién sabe dónde cuando me contaba que había una vez un joven que salió al mar en una mañana de otoño. Las redes y un bocadillo eran su única carga. Ya bebería si le entraba la sed, no sería por falta de agua, frase en la que, mirándome fijamente, dejaba escapar esa media sonrisa tan elegante en su boca. Cómo cambió su escueto equipaje por otra pequeña barca bien provista de atún, no lo sabremos nunca, pero engatusaba mi sorpresa infantil introduciendo en la historia a una sirena con la que hizo el trato.
Los aparejos de pesca no aparecieron, ni, como era de esperar, la muchacha que lo enredaría a su canto en el fango marino, pero cada octubre duermen en un lecho de hojas secas esas barcas que sólo mi abuela y yo vemos.

martes, 11 de septiembre de 2007

PENA

Ya me gustaría escribir
que la nostalgia es mi almohada,
que tengo los lunares inundados de tristeza
o, incluso, que la rabia muerde mi sonrisa.
Quedaría poético, tal vez,
una melancolía en cuclillas espiando al alma
o el sabor insípido de la apatía
y el agónico murmullo del desánimo.
Sonaría, quizás, musical
la soledad que susurra silencios,
los gritos graves de la angustia,
los llantos de la desesperanza...
Pero no, ¡tengo pena!,
así como lo oyes,
tan vulgar y rojo folclórico.

lunes, 10 de septiembre de 2007

YO SÉ QUE EXISTO

"Yo sé que existo porque tú me imaginas..."
(Ángel González)


Yo sé que existo
porque tú me imaginas,
porque me engancha
el abrazo fugaz
de tu memoria infinita,
porque me atan los nudos
de voces enmascaradas.
Yo sé que existes
porque te inventa el deseo,
porque ríen mis hombros
el beso pensado
de una boca difusa,
porque me sabe tu ausencia
a odiseas y a mares.
Yo sé que somos
porque nos existimos,
porque un batir de silencios
revolotea sonrisas.