Agárrate a mis ojos, ten cuidado:
la cama se parece a la de un cuento,
perdices al final a fuego lento
risueñas hervirán en tu costado.
Sujétate a la vida, aquí a este lado
y mira cómo juega el firmamento,
las hadas hacen dos guiños al viento,
las rosas hasta crecen del tejado.
El duende de tus labios es mi Historia,
diez elfos corretean la rodilla,
no existe el blanco y negro en mi memoria,
colores de canela y de vainilla
me llevan sin ninguna escapatoria
a infancias de pasión en tu mejilla.
4 comentarios:
Qué preciosidad de soneto Rocío, sonó de lo más dulce, qué bueno.
¡Vaya, soneto al canto!
Me ha recordado a otros poemas tuyos, como el del árbol centenario en el que jugabas al escondite, los barquillos de vainilla, la boca llena de chocolate...
Qué bien describes la infancia. Me quedo con los elfos y los druidas. Besos.
Buenísimo¡¡ Sencillamente me encanta.. Da gusta coenctarse para leer cosas como esta..jeje
Muxos besos¡¡
Ana, si te ha gustado, me alegro más...
Gracias, linda.
Mi Caperu, es verdad, en otros también nombro la infancia. Creo que nunca me podré desprender de ella.
Muchos besos.
Quique, ¡qué alegría me dan tus visitas! Un beso grande, guapísimo.
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