domingo, 9 de diciembre de 2007

NAVIDADES A DESTIEMPO

Ya se sabe; cosas de mujeres... Ay, Manuel, ayúdame, que no puedo coger mucho peso, y ahí que va uno, condescendiente y resignado a cada bola que se le cae en la mismísima crisma. Espumillón por aquí, horterada por allá y, como éramos pocos, parió la Santísima Virgen, acompañada de toda la corte de figurillas, cada una de su padre y de su madre. Al cabezón ese lo jubilo ya, que le tengo una hincha...pues, ¿no está, el condenado, tan tranquilo, retándome entre tanta algarabía? Y con el andeandeande clavado en el sentido y el pobreticosmíosqueloveaniluminado, hay que arreglar cada año las dichosas lucecitas, que no sé por qué causa misteriosa (por tedio, diría yo), se resisten a funcionar. ¿La marimorena? ¡La marimorena la tengo liada en mi casa! Y yo el único borriquito al que se le arrea. ¿Y el pavo? Servidor mismo, que no le gusta y se lo come. Pero, ¿cómo puede la tradición ser un ritual tan exacto? A mí con un sanjacobo, como a los niños, y va que chuta. Y que me den un matasuegras también, a ver si hace honor a su nombre y me quedo más a gusto que el mundo...Encima, cariño, controla esos dulces, ¿qué colesterol voy a tener si, por quemar, quemo cada diciembre hasta los cables del ar-bo-li-to? Saca los polvorones y la leche para los camellos; mete los polvorones y la leche para que el tonto haga el paripé y se coma algo, medio dormido, dejando pruebas tangibles de que los Magos de Oriente han disfrutado de la hospitalidad brindada; y con un ojo abierto y las ganas cerradas, toca maldecir las nuevas tecnologías que me mantendrán atado al día siguiente, porque Manuel, angelitos, ¿los vas a dejar con la miel en los labios sin que puedan jugar? Y allí está su padre, que alas no tiene, luchando con endemoniadas instrucciones, ni que hubiera que hacer un máster para entenderlas...¡Hasta dónde vamos a llegar! Anda que...¡bendito colegio! Eso sí es un redil y sin pastorcitos...

Y ahora...


Si pudiera ver sólo una estrella alumbrando estos cipreses...

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojj,pobre hombre.Estoy fatigada sólo de leerlo.Es maravilloso.Pero deberías hacer uno más tierno de la Navidad,que con lo bien que escribes,quedaría precioso.Un beso navideño,de sofá con mesita camilla y turrón de naranja mojado en té moruno.

Hank dijo...

A mí me gusta así los cuentos de navidad, en los que los protagonistas están hasta los cojones de los mazapanes, sí, que los tiernos de nochebuena me dan un repelús que me quiero morir.
Bravo, Sirena de aire.

Pigmalión dijo...

A mi este cuento me parece mucho más tierno de lo que puede parecer a primera vista. Manuel nos relata minuciosamente y con un toque de humor el ritual de cada navidad. Algo que parece haber vivido año tras año con resignación.
Pero, en ese final que parece tan dramático, nos esta diciendo muy claramente cuanto echa de menos esos momentos. Los añora tanto que se conformaría con SÓLO una estrella.
Pienso que tanto al protagonista como a la autora siempre le han encantado esos rituales navideños con toda su carga de figuritas, espumillones, lucecitas, polvorones, el tongo de los reyes y que no lo cambiarían por nada del mundo.

Por otro lado, para mi su autora siempre sera una sirena de agua dulce. Prefiero pensar que nada en aguas tranquilas antes que imaginarla rodeada de extraños y peligrosos seres entre acantilados escabrosos. Tener garras y alas no siempre es garantía de salir indemne.

F.

Anónimo dijo...

Entrañable la estampa familiar. Porque, al final, de eso se trata. Da igual que mamá se tire todo el día refunfuñando por la impagable tarea que le ocupa todo el día en la cocina. Da igual que a Manuel le toque poner la mesa, mantener a las fieras lejos de la irascible mamá y descubrir dónde coño han escondido al niño Jesús esta vez -En el pozo, Manuel, mira en el pozo-. Da igual, porque sino va dar lo mismo, que le suene el griterío diez octavas más agudas de lo niños, entremezclado con el machacón sonsonete de los villancicos de siempre, hasta durmiendo. Da igual que se arruine, que vengan sus insoportables cuñados a quererle con sobredosis de ternura circustancial...
Todo da igual y, además, es válido mientras haya fieras de medio metro y treinta kilos en mojado que le miren con los vidrios relucientes cuando les dice "Es navidad". ¡Cómo que no sabe, de sobras, el bueno de Manuel, dónde coño está el niño Jesús y quién asaltará su cama, a las siete como muy tarde, con todo un cargamento de artefactos electrónicos de nombre impronunciable!
Muy tierno retrato, amiga sirena. Un placer leerte.

J.T. dijo...

Podrías presentarle a tu playmobil. Igual no le soluciona gran cosa pero puede hacerle compañía un rato. Y luego, a los postres, que salgan los dos a la ventana y miren hacia arriba que creo que hay muchas estrellas.
Tal vez lo que le ocurra al bueno de Manuel es que sabe que en estas fechas existe tanto derroche de luz -y de otras cosas- en las ciudades que apenas se las ve.

Pero estar, están. Que se lo pregunte al playmobil.

P.D.- Y luego que te lo devuelva que tiene que verte sonreír. ;)

Rocío dijo...

Cuquita, si tierno es, pero disfrazado...Mmmmm, no me hagas la boca agua a estas horas. Muacs

Hank, jajajaja, mira que eres... Que el aire te haga llegar un beso

Pigmalión, la Sirena es de aire, tierra, agua y fuego. De todo y de nada, y por eso tiene alas y garras para elegir en qué acantilado engancharse y de cuál volar. Son monstruos listos que saben defenderse solos.

Segis, así es, qué razón tienes...Me encanta la Navidad por muy ajetreada que sea y reconozco que también es triste. Este texto es una versión ficticia de mis realidades. Ya no escondo al pastorcillo porque son otras figuras ahora, pero siempre en mi casa hay alguna barbaridad en el belén. El año pasado, por ejemplo, apareció un ferrero rocher (o como se escriba) en lugar del niño Jesús, jajajaja.
Besos.

J.T., y si le presento también a los airgamboys que tengo, le termino de arreglar el día al pobre Manuel. Pero, como tú dices, las estrellas siempre están, aunque haya veces que brillen más que otras.
Ahora el playmobil me ve sonreírte y sonríe él también.
Gracias.

Pigmalión dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Pigmalión dijo...

Una descortesía impropia la de borrar comentarios.
Quien te ha visto y quien te ve. Lo que hacen las malas compañias.

F.

Anónimo dijo...

Lo he vuelto a leer y sí que es tierno,tierno el refunfuñeo del pobre Manuel,que hoy tanta gracia me ha hecho..El día que puse mi primer comentario me había levantado con el pie izquierdo y no supe ver lo bellísima que es esta historia..Aprovechando que vienen unos días mágicos,le pido a tus Reyes Magos que me traigan un poema o un relatillo escrito por ti,la verdad es que sólo quiero eso este año de tus Reyes,ok?
Una noche te tomas tres rones con miel y te viene la inspiración como a los grandes poetas..
Las Navidades a tu lado son preciosas.Yo no busco las estrellas como Manuel,porque mi estrella se llama Rocío.Un beso.

Pigmalión dijo...

El administrador del blog evidentemente tiene la prerrogativa de eliminar lo que le venga en gana.
Aun así, ela'na, el hecho de eliminar un comentario totalmente correcto sólo demuestra que existe censura personalizada a punto de llegar al 2008.
Bonito gesto navideño, Sirena de aire.
A pesar de todo te deseo unas felices navidades compartidas con todos tus seres queridos y que goces hasta la extenuación con o sin ron con miel.

F.