
Me guardas en los ojos
con esa forma tuya de mirar
que atrapa todo.
Y me haces vacío incoloro,
imagen robada
que, en el secuestro consentido,
te araña las pupilas,
- las destroza aferrándose a gritos-
porque no es capaz de huir
del pequeño mundo circular
donde es sombra sin carne,
pero es,
allí,
bajo tus párpados.